El Dr Gerardo Moreno, integrante de la Unidad Ambiental de INDEHESA, es entrevistado en el periódico HOY sobre los efectos del cambio climático en los sistemas agroforestales y en especial en la dehesa
«Los alcornoques podrían desaparecer de la dehesa en este siglo»
«El cambio climático está provocando déficit de pasto»
«Las sequías intensas y prolongadas están poniendo en peligro la producción de las bellotas»
Importancia de los pastos adehesados en Extremadura
Los pastos en la Comunidad Autónoma de Extremadura tienen un rol muy significativo. Según fuentes del INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria), en 2005 la extensión ocupada por pastos en Extremadura era de 2 950 698 ha, lo cual representa un 70,68 % de la superficie geográfica total. De ellos, los pastos adehesados constituyen el 32% con una superficie de 1.324.685 ha.
Actualmente los pastos no están considerados exclusivamente como sustento del ganado sino también por los numerosos productos, servicios y beneficios que generan: fuente de biodiversidad, corredores ecológicos, nuevas técnicas agrarias ecológicas, refugio de especies cinegéticas, prevención frente a la degradación de los suelos e incendios forestales, bancos forrajeros, fuente de biomasa o la fijación de CO2.
El valor ambiental de la dehesa
La importancia de las dehesas se basa, por tanto, no sólo en valores ambientales sino también socioeconómicos. Primero, las dehesas desempeñan un papel prominente en la economía de las áreas rurales, y en segundo lugar, las dehesas han sido valoradas a nivel internacional para la formulación de políticas por su biodiversidad, cualidades estéticas y potencial para el turismo y la recreación.
A pesar de ello, la dehesa ibérica no escapa de las consecuencias del cambio global. En este cambio global está incluido no sólo el cambio climático, sino también la eutrofización de los ecosistemas terrestres (y cambios en la ratio N:P) causado por las deposiciones atmosféricas de nutrientes, y cambios en la intensidad del uso del suelo.
«La dehesa está siendo más víctima que culpable. De hecho, ya se ha demostrado que secuestra más carbono del que emiten sus animales»
Consecuencias del cambio climático en la dehesa
Sobre ese asunto investiga Gerardo Moreno, doctor en Biología, profesor en el Centro Universitario de Plasencia en el Grado en Ingeniería Forestal y del Medio Natural e investigador miembro del Instituto de Investigación de la Dehesa, INDEHESA.
El pasto
«El cambio climático está provocando déficit de pasto. El período de crecimiento cada año es más corto porque los otoños empiezan tarde y las primaveras acaban demasiado pronto» explica Gerardo.
El arbolado
Sobre las consecuencias del cambio climático al arbolado, Gerardo destaca: «La bellota es un fruto que engorda en verano y para eso es necesario que la encina y el alcornoque no alcancen ciertos niveles de estrés hídrico. Si no el fruto cae sin desarrollarse. Las sequías intensas y prolongadas están poniendo en peligro la producción de las bellotas».
El alcornoque
Especial mención al alcornoque, «está teniendo dificultades para su regeneración natural». Especifica que eso está sucediendo en un 85% de zonas que cuentan con esa especie en esta región. «Está en situación crítica y podría desaparecer de la dehesa en este siglo. El grado de salud del arbolado se está deteriorando gradualmente. A la encina ya le está sucediendo», añade.
Las enfermedades: La seca
El Dr Moreno también ha comentado los efectos que ya se están notando del cambio climático sobre las plagas y enfermedades. Se refiere, con especial mención, a la ‘phytophthora’, que produce la seca de la encina. «Está aumentando de manera evidente. A ese organismo le viene muy bien las lluvias torrenciales y largos episodios de sequía»
La dehesa: responsable o víctima del cambio climático
Actualmente, a la dehesa se le culpa del cambio climático e incluso hay movimientos que invitan a dejar de comer productos cárnicos porque consideran que la ganadería es responsable de esta situación. El investigador Gerardo Moreno lo niega. «La dehesa está siendo más víctima que culpable. De hecho, ya se ha demostrado que secuestra más carbono del que emiten sus animales».
Finalmente, Moreno concluye su entrevista mencionando la disponibilidad de agua en las fincas. «Este año las charcas han quedado secas. Además, los episodios de exceso de calor provocan un desgaste energético en los animales. Gran parte de lo que consumen debería ir para su engorde y lo tienen que destinar a refrigerarse».
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